Los Gandó (o las personas de la etnia Gando) de Sansi viven en extrema pobreza y a esto se le suma el hecho de que las etnias dominantes de la región no les permiten acceder a fuentes de agua limpia. Por ello, han tenido que sobrevivir obteniendo agua de pozos abiertos o marigots muy contaminados.

Las más de 300 personas que viven en Sansi Gandó, se dedican en gran parte al cultivo de campos, pastoreo y fabricación de manteca de karité. Hasta la construcción del pozo, la fuente mejorada más cercana se encontraba a 1 kilómetro.
 

Con este nuevo pozo, construido junto a las Hermanas Terciarias Capuchinas y OAN Internacional, conseguiremos que más niñas vayan a la escuela ya que no tendrán que desplazarse para buscar agua y que todos, mayores y pequeños, vivan más y en mejores condiciones